Kretzschmar feat Vuillemin & Bailly Domingos de Jazz
Con su violín como único equipaje, Thomas Kretzschmar ha recorrido numerosos países, desde el área mediterránea hasta América latina. Pero lleva algún tiempo afincado en Zaragoza, España. Ha encontrado ahí una nueva inspiración para crear.
Una cosa nunca le ha abandonado: un amor sin límites por la música de Stéphane Grappelli, maestro de la escuela francesa del violín dentro del jazz. Con su cómplice el genial gitano Django Reinhardt, Grappelli supo inventar, ya desde los años 30, un jazz europeo sin trompeta ni tambor.
Tras la muerte de Django, Grappelli siguió solo su camino y muchas veces actuó a trío o a cuarteto con guitarra(s) y contrabajo. Por ejemplo con Martin Taylor, Marc Fosset o Patrice Caratini. También con Joe Pass y Niels-Henning Ørsted Pedersen.
Si bien es cierto que la escuela francesa del violín jazz ha visto nacer a talentos como Jean-Luc Ponty, pocos violinistas en Francia han seguido la vía trazada por Grappelli. Didier Lockwood es de esos pocos, por supuesto, y Thomas Kretzschmar también.
Thomas ha grabado o compartido escenario con todos los mejores representantes del llamado jazz manouche: Dorado Schmitt, Tchavolo Schmitt, Stochelo Rosenberg o también Biréli Lagrène. Cuando a sus 20 años empezó a tocar en el estilo de Django y Grappelli, Thomas pudo contar con el apoyo del guitarrista de Perpiñan Steeve Laffont. Los dos amigos se reencuentran pues aquí, con el contrabajo experto de William Brunard acompañante de Biréli Lagrène- para proponer un repertorio emblemático.
Verdad a este lado del Pirineo, error más allá, escribía Blaise Pascal en sus Pensamientos. Con aquello quería decir que lo que era válido en un país no lo era en el otro. Esto ciertamente vale para muchas cosas pero no para la música. Ésta, cuando es tocada con tanto talento y complicidad, hace olvidar las fronteras. Un proyecto como este puede sin duda alguna explayarse en ambos lados del Pirineo.
Una cosa nunca le ha abandonado: un amor sin límites por la música de Stéphane Grappelli, maestro de la escuela francesa del violín dentro del jazz. Con su cómplice el genial gitano Django Reinhardt, Grappelli supo inventar, ya desde los años 30, un jazz europeo sin trompeta ni tambor.
Tras la muerte de Django, Grappelli siguió solo su camino y muchas veces actuó a trío o a cuarteto con guitarra(s) y contrabajo. Por ejemplo con Martin Taylor, Marc Fosset o Patrice Caratini. También con Joe Pass y Niels-Henning Ørsted Pedersen.
Si bien es cierto que la escuela francesa del violín jazz ha visto nacer a talentos como Jean-Luc Ponty, pocos violinistas en Francia han seguido la vía trazada por Grappelli. Didier Lockwood es de esos pocos, por supuesto, y Thomas Kretzschmar también.
Thomas ha grabado o compartido escenario con todos los mejores representantes del llamado jazz manouche: Dorado Schmitt, Tchavolo Schmitt, Stochelo Rosenberg o también Biréli Lagrène. Cuando a sus 20 años empezó a tocar en el estilo de Django y Grappelli, Thomas pudo contar con el apoyo del guitarrista de Perpiñan Steeve Laffont. Los dos amigos se reencuentran pues aquí, con el contrabajo experto de William Brunard acompañante de Biréli Lagrène- para proponer un repertorio emblemático.
Verdad a este lado del Pirineo, error más allá, escribía Blaise Pascal en sus Pensamientos. Con aquello quería decir que lo que era válido en un país no lo era en el otro. Esto ciertamente vale para muchas cosas pero no para la música. Ésta, cuando es tocada con tanto talento y complicidad, hace olvidar las fronteras. Un proyecto como este puede sin duda alguna explayarse en ambos lados del Pirineo.
Fecha: 01/05/2022 20:00 hs
Direccion: C/Predicadores, 70
Sala: La Bóveda del Albergue
Telefono: +34 976 28 20 43